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Cada 29 de octubre la OMS conmemora el Día Mundial del Ictus o accidente cerebrovascular (ACV). Esta entidad estima que ocurren cerca de seis millones de casos cada año, afectando principalmente al sexo femenino.

El ictus suele ser un fenómeno que ocurre cuando hay obstrucciones que impiden que fluya correctamente la sangre hacia el cerebro. De hecho, solo el 40% de las personas que sufren un ACV sobreviven, y en la mayoría de los casos quedan con una discapacidad.

Los principales factores de riesgo para la ocurrencia de los accidentes cerebrovasculares están asociados con el consumo de tabaco, una alimentación poco saludable, el sedentarismo, la hipertensión, la diabetes, el sobrepeso u obesidad, el consumo de alcohol, el estrés crónico, el síndrome metabólico y el ritmo cardiaco irregular.

Es crucial actuar con rapidez cuando alguien experimenta los síntomas de un ictus. Algunos de los signos de alarma incluyen: cara torcida, alteración en la visión, repentina debilidad en un brazo o pierna, dificultad para hablar, pérdida de equilibrio o coordinación, desmayo o pérdida de conocimiento, dolor de cabeza intenso sin causa aparente, dificultad para caminar y mareos.

En casos graves de ACV la persona puede fallecer repentinamente. Sin embargo, si se identifican los síntomas, es crucial acudir de inmediato a los servicios de urgencias. Cuanto más rápido reciba asistencia médica, mayores serán las posibilidades de recuperación.

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