Los cuidadores de los pacientes que padecen enfermedades huérfanas, conocidas también como enfermedades crónicas, son de gran importancia para el óptimo desarrollo del tratamiento médico que corresponda según cada patología. Además, y muy importante, el cuidador familiar representa un gran apoyo físico y emocional para el paciente.
Este apoyo requiere del cuidador disponibilidad de tiempo, disposición para un aprendizaje continuo sobre la enfermedad y sus cuidados, comprensión, tolerancia, resistencia, solidaridad y mucho amor.
Todo esto conlleva a que el cuidador esté en función continua del paciente y se olvide de su propio bienestar, lo que aumenta el riesgo de presentar cansancio, desgaste emocional, baja autoestima y otros trastornos que se conocen como el ‘síndrome del quemador quemado’.
Por todo ello es muy importante que los cuidadores organicen su tiempo y obtengan apoyo de otras personas para poder mantener un equilibrio entre las actividades con el paciente que cuida y el espacio que debe dedicar a su cuidado en términos de salud, vida familiar y social.
Existen grupos de apoyo y asociaciones de enfermedades huérfanas cuyo objetivo es brindar acompañamiento al paciente y a su familia en el manejo de la patología e involucrar a diferentes actores de protección social mas allá de los servicios de salud.
Lo anterior, con la finalidad de generar políticas que beneficien a la comunidad que padece enfermedades huérfanas, además de brindar espacios de respiro para pacientes y cuidadores mediante centros especializados de educación, soporte emocional y productividad económica.
Autocuidado del cuidador
Cuidarse a sí mismo es el primer paso para las personas que son cuidadoras ya que existe un alto riesgo de que presente alguna enfermedad durante y en el transcurso del tiempo en el que brinda su cuidado de manera constante, por lo que se deben realizar actividades personales que beneficien la salud física y emocional.
El autocuidado debe aprenderse y aplicarse de forma intencionada y continua en el tiempo, siempre atendiendo las necesidades de regulación para el fomento, conservación y cuidado de su salud.
El autocuidado permite a la persona cuidadora:
Hábitos saludables para los cuidadores